Las modernas poseían un amplio abanico de colorido y capacidad para repetir floración, además de la forma de flor alta centrada de los híbridos de té.
Las rosas antiguas, por otro lado, tenían más perfume y formas de flor en roseta o de copa ahuecada, con multitud de pétalos.
Según él mismo comenta:
Desarrollé las rosas inglesas con las mejores cualidades de las antiguas y las modernas en mente.
Estas cualidades podríamos resumirlas como forma de flor, fragancia, resistencia a las enfermedades, vigor y capacidad para florecer, crecimiento y follaje.
Así pues, como venimos relatando, a principios de los '50 se pone manos a la obra e inicia su programa de hibridación, que, tras muchos esfuerzos, intentos y re-intentos, da su primer fruto en 1961, con la rosa Constance Spry. Es consecuencia del cruce entre una rosa gallica, Belle Isis (Parmentier, 1845) y la floribunda Dainty Maid (LeGrice, 1940).
Constance Spry.
Graham Thomas, el mejor rosalista de su generación, fue amigo y asesor de David Austin. Con el refrendo de Thomas, Constance Spry fue introducida al mercado a través de Sunningdale Nurseries. Tuvo un gran éxito entre el público. Pero, Austin no estaba del todo contento, porque le faltaba algo para él esencial en su idea sobre lo que debía ser una rosa: Constance no repetía floración.
Chianti.
En 1967, otra nueva rosa, también eje fundamental en su programa de hibridación, entra al mercado. Fue Chianti, el resultado del cruce entre la gallica Tuscany Superb (Rivers & Son, Ltd, antes de 1837), y de otra floribunda, Dusky Maiden (LeGrice, 1947).
Durante los años '60 y '70, los rosales obtenidos por David Austin contaron con un gran favor del público, a pesar de que, como él mismo reconoce, no tenían el vigor y la resistencia que serían deseables. En 1969 abre su propio vivero.
Es en los años '80 cuando se produce el gran salto, y el grupo de Rosas Inglesas pasa a tener entidad propia y a formar parte de la Historia de la jardinería.
Graham Thomas.
Por un lado, se introdujo Graham Thomas (Austin, 1983), que suponía todo un hito debido a la conjunción de color moderno, forma de flor clásica, reflorecencia y gran resistencia.
Mary Rose.
Por otro lado, se introdujo Mary Rose (Austin, 1983), que refleja toda la sutileza de las rosas antiguas, en un rosal sano y repetitivo, con una excelente forma arbustiva.
Desde entonces, la popularidad de David Austin y sus rosas ha llegado a todos los rincones jardineriles del planeta. Ha sido, sin duda, el obtentor con más influencia de finales del s.XX y principios del s.XXI.