viernes, 30 de mayo de 2014

Regalar flores a los Hombres: La nueva tendencia


En ocasiones, las tradiciones las carga el diablo y, desde hace décadas, es una tradición la que dicta que el día de Sant Jordi los hombres deban recibir un libro y las mujeres, una rosa roja. ¿Les parece sexista esta distinción? Lo es. Según el INE, hay más lectoras que lectores en nuestro país, lo cual nos convierte a nosotros, hombres, en los depositarios ideales de un buen ramo de rosas.


Y no solo por Sant Jordi. Desde hace años, los puestos de flores del Brooklyn Flea Market (Nueva York) o Columbia Market (Londres) atraen a tantas clientas como clientes. Presten atención al público, una mañana de sábado cualquiera, de floristerías de nuevo cuño como Margarita se llama mi amor (Madrid). Juan Arenas, al frente de esta floristería, lo confirma: “Cada vez vienen más hombres a comprar, y no solo para regalar a mujeres, sino para sus amigos, para ellos mismos, para sus casas o locales”. Echen un vistazo a cualquier blog de interiorismo hipster y encontrarán flores por todas partes: en la mesa de la cocina, en macetas y jardineras, delante de una ventana estratégicamente retro o en la esquina de un escritorio, por lo demás, de una virilidad impecable.
De hecho, la llegada de los hombres a las floristerías ha implicado la incorporación de más especies florales a la oferta habitual. Ni rosas, ni peonías, ni claveles: “Suelen comprar flores más agresivas”, confirma. Tampoco el romanticismo de los tonos pastel encaja con la personalidad de los nuevos clientes. El amarillo, el rojo y el naranja adquieren un aspecto enérgico en combinación con diferentes gradaciones de follaje verde. Los tulipanes, los lirios y las flores con aspecto silvestre son especialmente populares entre los hombres. Una orquídea podría parecer la quintaesencia de la feminidad, pero también puede adquirir matices inesperados en sus variedades menos habituales.

 Mark Colle.
La novedad no es tanto que los hombres seamos el nuevo público objetivo del hype de las flores (porque sí, es un hype). Lo más interesante es su potencial estético, que trasciende lo meramente decorativo. Algunos de los principales artífices de esta nueva era floral plantean interesantes diálogos con otros terrenos creativos, como el holandés Mark Colle: desde su estudio en Amberes (Bélgica), crea arreglos florales para proyectos de vanguardia que poco tienen que ver con la concepción tradicional de su oficio. Colle saltó al estrellato hace dos años, cuando fue el encargado de decorar el desfile de despedida de Raf Simons para Jil Sander y, meses después, cuajó de flores la pasarela sobre la que Raf Simons presentó su debut como director creativo de Dior.

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