Es conocido también como naranjo enano, aunque el sabor de su fruto es más ácido al de la naranja, y su piel es comestible.
Es idóneo para ser cultivado en un recipiente de unos 40 cm de diámetro. Si se planta en suelo puede llegar a medir hasta 3 m de altura.
Es uno de los cítricos que mejor resisten las bajas temperaturas, aunque, si hay riesgo de heladas muy fuertes, conviene protegerlo. Prefiere los climas cálidos y se comporta bien ubicado al sol directo, o en climas demasiado calurosos, en semisombra.
El kumquat normalmente se reproduce por injerto sobre naranja amarga o sobre pomelo.
Florece en verano, ya que su hibernación es profunda y en primavera aún está en estado de reposo. Forma florecitas blancas muy perfumadas, similares a las del naranjo y limonero, con lo cual sus frutos suelen estar maduros a finales del invierno.
El riego en invierno ha de ser escaso y los meses de más calor moderado, dejando secar el sustrato entre dos riegos consecutivos. La maceta debe tener un buen drenaje.
Durante el periodo de crecimiento conviene abonarlo, con abono para cítricos.
Como problemas a destacar, el kumquat puede padecer clorosis férrica que se debe corregir con la adición de quelato de hierro, aunque muchos abonos para cítricos ya presentan contenido en este elemento.
Pueden ser atacados por cochinillas y por ácaros, en este caso se puede tratar con insecticida específico.
IMPORTANTE: Al tratarse de una planta cuyos frutos, además de darle el aspecto ornamental que hace atractiva a la planta, también son comestibles, deberemos asegurarnos del tiempo residual de los insecticidas o fungicidas aplicados, antes de ingerir alguna de estas apetitosas “naranjitas”.
Fuente: http://jardineriaenmacetas.blogspot.com.es
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